Lejos de montar un numerito, la novia espero a que el karma actuara y que una camarera novata vertiera sin querer un bote de salsa sobre el vestido de la señora.
«Mi disaraxia me hacía ser torpe y tiraba todo», justificaba la profesional en la primera boda que atendía y que acababa de esa manera.
Y su desliz tuvo premio: recibió una propina de 55 libras (alrededor de 60 euros) por parte de la novia: «Mi suegra no debería haber estado vestida de blanco», fue lo que le dijo al darle el dinero.
Pese a la actuación de la camarera que le costó un disgusto a la madre del novio, hubo final feliz para todas las partes. Primero por no lamentar heridas en la propia suegra (la salsa derramada estaba ardiendo) y por la oportunidad de cambiarse rápidamente y hacer como si nada.
@chloe_beeee##stitch with @itsjuliannajennings ##fyp ##foryou ##foryoupage ##storytime ##funny ##wedding ##motherinlaw♬ original sound – Chlo
MÁS SOBRE: