Respecto a sus orígenes hay varias versiones incluso una que sitúa su nacimiento en los burdeles de los años cincuenta en la ciudad reviso, región de Véneto (Venecia). Otra versión cuenta que se inventó en Turín a mediados del siglo XIX a petición del primer ministro de Italia, Camillo Cavour, que necesitaba algo que lo “levantara” mientras intentaba unificar la península italiana.
Si eres fan de este postre y quieres probar uno casero y fácil de hacer, atenta a esta receta. Debes tener en cuenta que es un postre que necesita varias horas de reposo, así que lo mejor es dejarlo hecho el día anterior. Para ocho personas necesitas,
Separa las yemas de las claras y echa las yemas junto con el azúcar en un bol, bate hasta que empiecen a blanquear, doblando su tamaño. Bate aparte el queso mascarpone y, cuando tenga una consistencia cremosa añádelo a la mezcla de las yemas poco a poco.
Luego echa un poco de sal en las claras y móntalas a punto de nieve, incorpora la mezcla a la crema del queso mascarpone y guárdalo en la nevera hasta antes de servir.
Para hacer la base mezcla la mitad del café con el licor de Amaretto. Luego cubre la base de un molde con una capa de bizcochos de soletilla y rocíalos por encima con la mezcla. A continuación pon una capa de mascarpone y cacao en polvo encima, en la siguiente capa hazla con bizcochos regados con café y añade el resto de crema. Alisa la superficie y reparte la crema con una espátula de silicona.
Por último espolvorea con cacao y déjalo en la nevera unas ocho horas. Se chuparán los dedos!