Probablemente el hecho de hacerlo tenga que ver con factores sensoriales, sociales y hasta de seguridad.
Según los expertos la cerveza necesita oxigenarse, algo que permitirás que suceda si la sirves en lugar de beberla directamente de la botella.
Además beber a morro hace que se pierda la gran gama de aromas, sabores y tacto en el paladar que no se perderían si la sirviéramos en el vaso.
Dejando a un lado los modos y modales, el motivo principal para no beber a morro la cerveza está en poder disfrutar mucho mejor de su sabor.
Bebiendo directamente de la botella o lata se pierden todos los matices de aroma y sabor y la cerveza pasa prácticamente de largo por las papilas gustativas.
Además la forma y el diseño de cada recipiente influye en el sabor, el aroma y la apariencia de la cerveza. Por este motivo existen diferentes tipos de vasos y copas.
El olor juega un papel muy importante en la percepción del sabor y si bebemos directamente de la botella nos lo perderemos. Sin embargo si bebemos en un recipiente abierto percibiremos el olor y el sabor a la vez.
Cuando echamos la cerveza en un vaso, comienza a perder gas (dióxido de carbono) y eso es importante porque evita la sensación de hinchazón y pesadez que muchas experimentan al tomarla y por supuesto los incomodos eructos.
Además al escapar CO2 los aromas contenidos en la cerveza se volatilizan y permiten apreciar mejor sus cualidades organolépticas. Esto no sería posible con la bebida en una botella ya que se libera el a través de una boca pequeña.
Beber directamente de la botella puede hacer que te encuentres con sabores indeseados a chapa o goma.