El Himno a la alegría es, sin duda alguna, una referencia universal de la música. Es para muchos -expertos y laicos- un cántico a la fraternidad universal.
La influencia de esta obra ha sido de tal calado que ha trascendido de la música académica a la música pop. Por eso te suena tanto la canción: de la versión que de ella hizo Miguel Ríos y que ha sobrevivido incólume al paso de los años.
De hecho, hoy El Himno a la Alegría ha vuelto a unir a 40 artistas: Alejandro Sanz, Antonio José, Laura Pausini, Orozco, Bisbal, Juanes, entre otros, que lo han interpretado de forma altruista, como muestra de apoyo al sector de la Música.
Figuras relevantes del deporte como Rafa Nadal, Marc Márquez, Pau Gasol, Messi, Ona Carbonell, Luis Figo, Vicente del Bosque, Simeone, las medallistas Carolina Marín, Clara Azurmendi… y tantos otros, han querido sumarse a esta iniciativa de apoyo incondicional a la industria de la música.
El impacto que ha tenido el Himno a la alegría desde su origen se debe a que fue el primer movimiento coral inserto dentro de una sinfonía. Es decir, Beethoven decidió tomarse la libertad de “hacer hablar” a la que fue su última obra sinfónica. Si a esta genialidad unimos que lo hablado es uno de los más bellos poemas de Schiller no solamente por sus versos, sino por los valores expresados en él, se entiende todo.
Son muchos expertos los que aseguran que Beethoven conocía el poema de Schiller en 1793, y que desde entonces estaba obsesionado con la idea de musicalizarlo. Fue mucho tiempo más tarde, en 1817 cuando comenzó a darle forma. Fue su última obra.
Beethoven escribió la Novena totalmente sordo, pero esto no le impidió concretar aquella idea romántica de musicalizar el poema de Schiller, como expresión de aquellos valores que conmovieron al compositor a lo largo de su vida.
¡Oh amigos, dejemos esos tonos!
¡Entonemos cantos más agradables y llenos de alegría!
¡Alegría! Alegría!
¡Alegría, hermoso destello de los dioses,
hija del Elíseo!
Ebrios de entusiasmo entramos,
diosa celestial, en tu santuario.
Tu hechizo une de nuevo
lo que la acerba costumbre había separado;
todos los hombres vuelven a ser hermanos
allí donde tu suave ala se posa.
Aquel a que la suerte ha concedido
una amistad verdadera,
quien haya conquistado a una hermosa mujer,
¡una su júbilo al nuestro!
Aun aquel que pueda llamar suya
siquiera a un alma sobre la tierra.
Mas quien ni siquiera esto haya logrado,
¡que se aleje llorando de esta hermandad!
Todos beben de alegría
en el seno de la Naturaleza.
Los buenos, los malos,
siguen su camino de rosas.
Nos dio besos y vino,
y un amigo fiel hasta la muerte;
lujuria por la vida le fue concedida al gusano
y al querubín la contemplación de Dios.
¡Ante Dios!
Gozosos como vuelan sus soles
a través del formidable espacio celeste,
corred así, hermanos, por vuestro camino alegres
como el héroe hacia la victoria.
¡Abrazaos millones de criaturas!
¡Que un beso una al mundo entero!
Hermanos, sobre la bóveda estrellada
debe habitar un Padre amoroso.
¿Os postráis, millones de criaturas?
¿No presientes, oh mundo, a tu Creador?
Búscalo más arriba de la bóveda celeste
¡Sobre las estrellas ha de habitar!
Escucha hermano la canción de la alegría
El canto alegre del que espera
Un nuevo día
Ven canta, sueña cantado
Vive soñando el nuevo Sol
En que los hombres
Volverán a ser hermanos
Ven canta, sueña cantado
Vive soñando el nuevo Sol
En que los hombres
Volverán a ser hermanos
Si en tu camino solo existe la tristeza
Y el llanto amargo
De la soledad completa
Ven canta, sueña cantado
Vive soñando el nuevo Sol
En que los hombres
Volverán a ser hermanos
Si es que no encuentras la alegría
En esta tierra
Búscala hermano
Más allá de las estrellas
Ven canta, sueña cantado
Vive soñando el nuevo Sol
En que los hombres
Volverán a ser hermanos
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