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¿Qué es la filofobia y por qué es tan común tras un divorcio?
Hay personas más enamoradizas que otras. No obstante, si la sola idea de
vincularte sentimentalmente con otra persona te causa temor, es probable que hayas desarrollado una fobia que es preciso
diagnosticar y combatir: la filofobia, muy frecuente que surja después de un
divorcio.
¿Qué es la filofobia?
La filofobia es un tipo de ansiedad que se desencadena ante la posibilidad de enamorarse de otra persona. Así, el hecho de llegar a desarrollar un fuerte vínculo emocional con los demás puede llevarnos a sentir un fuerte malestar físico y psicológico. Aunque no se hable mucho de este trastorno, tampoco se puede decir que sea una de las fobias más extrañas del mundo.
El miedo que sufre una persona filofobica le lleva a evitar y, en su caso, rechazar cualquier oportunidad de establecer lazos amorosos con los demás. En los casos más agudos, de hecho, puede degenerar en un aislamiento social generalizado, con todo lo que ello supone.
Algunos síntomas que caracterizan a esta fobia son:
- Estrés y ansiedad ante la posibilidad de relacionarse íntimamente con los demás.
- El enamoramiento se identifica como un sentimiento doloroso.
- Negativa intensa y persistente a invertir emocionalmente en relaciones duraderas.
- En el caso de existir relaciones amorosas serán breves y muy superficiales.
- Si se encuentran ante una persona que les atrae, sufren síntomas propios de la ansiedad (taquicardia, sensación de que falta el aire, malestar intestinal, deseo de escapar, etc.).
- Tendencia a autoboicotear la relación en la que se encuentran.
- No suelen hablar de ellos mismos para no sentirse vulnerables.
¿Por qué podemos llegar a desarrollar esta patología tras un divorcio?
No existe un acuerdo unánime acerca de las causas que originan la filofobia. Sin embargo, parece que puede tener un origen complejo en el que si alían factores genéticos, ambientales y del desarrollo de la personalidad.
- Trastorno de apego evitativo: este tipo de personalidades se caracterizan por un exagerado deseo de sentirse independientes y autosuficientes.
- Personalidades inseguras y con baja autoestima: suele ser consecuencia de una infancia sobreprotegida o falta de cariño.
- Malas experiencias: el hecho de que nuestras relaciones anteriores hayan resultado traumáticas es un factor que nos predispone a sufrir filofobia.
El divorcio es uno de los factores determinantes a la hora de desencadenar un trastorno filofóbico (especialmente si se tiene una personalidad predispuesta a sufrirlo). Esto es especialmente cierto cuando se trata de una ruptura difícil que pone fin a una relación larga.
Por desgracia, no pocas personas ven en divorcio no como la extinción de una de sus relaciones, sino como la muerte de toda su vida sentimental. En estos casos, el cerebro identifica el amor como la causa del sufrimiento y, en consecuencia, tiende a evitarlo.
La mejor forma de
superar la filofobia es no evitar el amor y contarle a tu pareja cuáles son tus sentimientos sin tratar de reprimirlos. No obstante, si crees que este miedo te está inhabilitando para relacionarte con los demás, no dudes en buscar ayuda psicológica.