Sin embargo, cuando llega el período vacacional, esta activación tiene que reducirse de 100 a 0 en muy poco tiempo, esto hace que nuestro cerebro “cortocircuite”, puesto que se produce una especie de efecto “embudo” a través del cual es muy complicado canalizar o gestionar todo el exceso de activación previo.
Además, si no conseguimos desconectar, esto puede ocasionarnos fatiga física y mental. Pensemos en nuestro cerebro como si se tratase de otra parte de nuestro cuerpo, por ejemplo, las piernas. Imaginemos que caminamos sin descanso y que incluso aunque las piernas nos ardan y nos pidan parar, nosotros continuamos caminando. ¿Qué podría pasar? Seguro que llegaríamos a una sobrecarga muscular y nos lesionaríamos, o incluso el cansancio en las piernas se trasladaría al resto de nuestro cuerpo y nos podría generar una fatiga física y mental.
Pues no dejar descansar a nuestra mente puede funcionar de una forma muy parecida y puede repercutir negativamente en la fortaleza de nuestro sistema inmune y de nuestra salud mental, haciéndonos, además, más vulnerables a enfermedades físicas y, también, a problemas de salud emocional, como la depresión, la ansiedad o la baja autoestima, entre otros.
Ante todo esto, desde TherapyChat, plataforma líder en psicología online, nos ofrecen varias tácticas para que tanto antes como durante nuestras vacaciones intentemos desconectar de una vez por todas.
● Organiza y planifica tu trabajo para poder dejarlo todo hecho antes de irte de vacaciones. En caso de que haya tareas que puedas abordar a la vuelta de vacaciones, anótalas en una lista junto a la información de cuándo realizarás dichas actividades.
● Prepara tus vacaciones escribiendo en una lista las actividades imprescindibles que te gustaría realizar teniendo en cuenta el tiempo que tienes para ello. Organiza tu tiempo teniendo en cuenta tu espacio de ocio personal y tu espacio de ocio social (amigos, pareja, familia, etc.), y reserva tiempo exclusivo para el descanso y la desconexión.
● Desconéctate de todas aquellas aplicaciones o plataformas que te conecten con el trabajo. Silencia las notificaciones o cierra sesión en las cuentas corporativas para poder desconectar al 100%, y no las abras hasta que se termine tu período vacacional.
● Practica la atención plena centrada en el presente para disfrutar de tus vacaciones.
● Vigila tus pensamientos, es decir, lleva tus pensamientos a tus vacaciones. Piensa en qué es lo que más te ha gustado hasta el momento, qué cosas te gustaría hacer, o qué actividades te han divertido más, por ejemplo. Esto te ayudará a mantener a raya tus pensamientos laborales.
Por si todavía te falta un último empujón para intentar aplicar estas tácticas y desconectar de una vez por todas, te recordamos, además, todos los beneficios que esto nos puede reportar a nivel psicológico:
● Rebajar los niveles de ansiedad en nuestro organismo. A nivel físico, disminuyen las concentraciones de cortisol (hormona relacionada con el estrés) y se reparan sus efectos negativos en la salud. Y a nivel mental, los pensamientos automáticos negativos pierden fuerza.
● Reforzar nuestra autoestima, tanto por la propia bajada de los niveles de estrés, como por poder darnos un espacio para focalizarnos en nosotros mismos, escuchar nuestras necesidades y cuidarnos.
● Volver tras las vacaciones con más energía física y mental que además se traducirá en una mayor capacidad de concentración, mayor memoria, una toma de decisiones más eficiente y una capacidad de respuesta más rápida. La suma de todo ello nos permitirá ser más productivos y eficientes en nuestro trabajo y nuestro día a día.
● Fomentar la creatividad. Un cerebro descansado y abierto es un cerebro más creativo.
● Recargar las pilas de la motivación. Es imposible mantener una alta motivación de manera ilimitada, nuestro cerebro no está preparado para ello.
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