Según una encuesta realizada por la Fundación Británica del Corazón, el 18% de las personas casadas puede permanecer hasta una semana entera sin dar besos a su pareja. Es más, del 82% que lo hace, el 40%, besa solo durante cinco segundos o menos. Esto nos lleva a plantearnos la siguiente pregunta:
¿Por qué desaparecen los besos con el tiempo?
¿Acaso hay algo mejor que los besos? Sí, puedes responder que el sexo, pero las relaciones íntimas pierden complicidad sin ellos. Y entonces, si tienes esto claro, ¿por qué no le comes la boca a tu pareja como antaño? No debe ser que te dé tanta pereza como pasar el aspirador. Y, a ver, que es gratis, sano, y te basta con un par de minutos. Vamos, lo mismo que tardas en lavarte los dientes o en programar tu lavadora para la ropa de cama.
Reza el diccionario: contacto o presión que se hace con los labios sobre una persona o una cosa, contrayéndolos y separándolos, en señal de amor, afecto, deseo, saludo, respeto, etc.
Sinónimos: ósculo, pico, morreo
Tipos de besos: esquimal, en la frente, al aire, en la mejilla
No entiende pq has salido ha la calle tu tan fresco y dime pq,
Te has tirado tres horas en el espejo, pa ponerte guapo pa ligar,
Para ir a la calle y no pienso q eso ya da igual q ya no vas a impresionar,
Q lo bueno y lo q importa está en los besos.
Y eso es lo q quiero besos,
Besos todas las mañanas me despierten,
Besos sean por la tarde, siguen habiendo besos,
Luego por la noxe me den besos pa cenar.
Y dime pq, te exas cremas por el cuerpo si no se te ven,
Se te han olvidado los sentimientos, lo tienes q empezar por resolver,
Lo q tienes tu y no piensas casi en los demás si mal o bien,
Yo metrosexual y faltan besos y eso es lo q quiero besos,
Besos todas las mañanas me despierten, besos sean por la tarde,
Siguen habiendo besos, luego por la noxe me den besos pa cenar.
Y eso es lo q quiero besos, besos todas las mañanas me despierten,
Besos sean por la tarde, siguen habiendo besos,
Luego por la noxe me den más besos pa cenar.
Párate a ver q los q ya te quieren no miran esos,
Solo quieren ver, ese guiño de ojo sin complejos.
Que conste que no ejercemos de dedo acusador. De hecho, no posees la exclusiva de este comportamiento. Esta actitud se prodiga con más asiduidad que la lluvia en el norte o el bocata en el descanso de un partido de fútbol. Parece tan propio del ser humano como llorar cuando tenemos pena o chillar cuando nos golpeamos el dedo meñique del pie con la cama.
No hablamos del simple pico que os regaláis cada mañana al despertar, sino de ese intercambio de fluidos acompañado de caricias, miradas, apretones… Un gesto que hace años servía para colocar los dos rombos a vuestras escenas en el supermercado o en la cola del cine. Ese termómetro que antes explotaba de placer fue congelándose con el paso del tiempo por estos motivos:
Hacerlo en sitios rocambolescos es agua pasada, como la permanente o los pantalones de campana. Esos encuentros desenfrenados se iniciaban con un intenso beso. Hoy, esa locura ha dado paso al sexo mecánico: misionero cada domingo por la mañana. Esa programación no da lugar a preliminares. «¡No hay tiempo para besuqueos!», piensas.
Asocias esos lengüetazos a la adolescencia. ¡Como si los arrebatos tuvieran edad! Preferirías un dolor de muelas que ser descubierto por tu carnicero dándote el lote con tu amor. Lo único que podría sentir ese simpático señor que te envuelve la ternera cada semana es envidia sana. ¿No lo ves?
Cumplir con tus horas de trabajo, ir a recoger a los niños al colegio, sacar al perro, preparar la comida… ¿Te queda tiempo para ti? Tus obligaciones (y esas otras tareas que te echas a las espaldas) han ido eliminando cualquier atisbo de beso apasionado. Y la cosa es mutua. A tu pareja también le ocurre, ¿verdad?
Tu esfuerzo te costó en su día, pero ya conquistaste a tu media naranja. ¡Si tu otra mitad ya sabe que te mueres por sus huesos y que no la cambiarías por nada del mundo! Total, no tienes nada que demostrarle, ¿no? Pues… no estás en lo cierto; alguien tenía que decírtelo.
Crees que con los años has perdido atractivo. Quizá pienses que esa percepción es la que siente tu compañero de vida y hayas dejado los besos subidos de tono de lado por miedo al rechazo. ¡Deja las elucubraciones!
Para empezar, elimina esa idea de que no te ve tan espectacular como antes. También, que cada beso apasionado tiene que acabar por narices en sexo y que para eso no tienes tiempo. Vuelve a decirle cosas bonitas a tu pareja, acaríciala y rózala por debajo de las sábanas. Aquellos morreos desenfrenados de vuestra época de novietes acabarán volviendo. ¡No querrás soltarlos de nuevo!
Besar apasionadamente no es un arte perdido. Con sentido común, un poco de empeño y mucho amor volveréis a ser los de antes. ¿A qué esperas para empezar?
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