Saray Esteso nos acerca una de esas historias en las que más de uno y de una hubiese cogido al protagonista para pararle los pies después de semejante idea alocada…
Se trata de un hombre en Indonesia al que le apasionaba tanto su trabajo que no dudó en poner a su pequeño «Departamento de Comunicación Estadística» de nombre. En su idioma se trata de «Dinas Komunikasi Informatika Statistik», aunque cariñosamente le apodan como «Dinko».
¿Y la madre no dijo nada al respecto? Según recoge el portal Mirror, se trataba de una promesa que el matrimonio se hizo si el bebé que nacía era varón, en cuyo caso era el hombre quien decidía el nombre… Fuese cual fuese.
El protagonista de esta historia lleva desde 2009 como funcionario público y ha dejado claro al mundo entero cuánto ama su trabajo. Sin embargo, aún no queda claro si las autoridades aceptarán formalmente este nombre.
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