Ayer, 23 de septiembre, la tarde se volvió muy complicada para la veterana presentadora y actriz, Paz Padilla. Sálvame sacaba a colación un tema que salpicaría de lleno a la gaditana y que, lejos de lo que nos tiene acostumbrados, nos mostró a una Paz Padilla nunca vista en televisión.
¡Necesitamos contexto! La ciudad de Málaga y familiares de Chiquito de la Calzada, fallecido el 11 de noviembre de 2017, encargaron una estatua homenaje para el actor. Dicha estatua se ubicaría en el parque malagueño «Chiquito de La Calzada» para poder velar en condiciones al mítico artista.
Hasta ahí, todo bien. Sin embargo, la polémica estallaba cuando, a pocos pasos de poder finalizar la obra, amigos y familiares del mítico actor aseguraban no poder terminarla por problemas económicos. Y no se quedaban ahí: los allegados de Chiquito de la Calzada arremetían contra los compañeros de profesión del malagueño por no apoyar con pequeños donativos.
Como era de esperar, este homenaje fallido llegaba a la redacción de Sálvame con la fuerza de un cañón. Paz Padilla daba paso al contenido, abriendo debate y con el rostro visiblemente afectado. El programa hacía un repaso de los últimos tiempos del actor y de cómo fue su fallecimiento, empañado por las disputas familiares.
Mientras el vídeo se emitía, podíamos ver a la actriz con la pantalla partida, bebiendo agua y con la mirada borrada: «Mucha gente le quería pero poco han colaborado. Se hubiesen quitado una lágrima de la cara y hubieran colaborado un poco más, ¿no?» se pudo oír en el mencionado vídeo de uno de los familiares del actor.
Los colaboradores, rápidamente, estallaban en conversaciones, reflexiones y argumentaciones. Todos hablaron, preguntaron y bramaron, sin embargo, la gaditana se aferraba a su vasito de plástico. María Patiño sorprendía al informar de uno de los mayores benefactores de la estatua: «Hasta la fecha, Bigote Arrocet ha sido quien más dinero ha aportado».
Paz Padilla era testigo de todos los comentarios, sin abrir la boca. Ni siquiera cuando Carmen Alcayde, muy hábil, lanzado esta pulla: «Entonces, Chiquito no tenía tantos amigos como parecía…». Y la gaditana giraba el rostro como si de un partido de tenis se tratara, sin decir nada, pero con unos ojos, cada vez más vidriosos.
«A mí no meterme en ná» terminaba por decir la presentadora, que incómoda, intentar esquivar las preguntar de sus compañeros. «Pero, Paz, ¿por qué no quieres hablar?« Carmen Alcayde insistía a lo que la gaditana respondía: «Yo tengo mi vida».
Kiko Hernández le echaba un cable a su amiga Padilla: «Uno de los homenajes más bonito que se hicieron a Chiquito, lo hizo Paz, lo hizo aquí y yo lo viví». La imagen de Paz Padilla era de tal vulnerabilidad que hasta el duro Kiko Matamoros le dedicaba un cálido y sincero abrazo.
Paz Padilla, tras media tarde callada y agarrada a su vasito, daba su final respuesta a toda la polémica: «Yo lo único que tengo que decir es que tuve la tremenda suerte de amar a este hombre, que lo sigo amando, que fue un maestro para mí, que tuve la suerte de compartir muchos momentos junto a él y que era uno de los grandes. Y ahí quiero dejar la memoria de Chiquito, era uno de los grandes»
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