Uno de los fallos más comunes es utilizar un mismo trapo para varias cosas y después guardarlo. Es esencial usar un paño para cada cosa para evitar trasmitir bacterias y microbios además de ensuciar en lugar de limpiar por ejemplo la encimera cuando lo usemos.
Los hay de trapo que son los más frecuentes y son muy útiles para quitar el polvo o secar zonas húmedas y los llamados «repasadores» que son tipo toalla y sirven para secar vajilla y cubiertos y suelen ser de algodón.
Por otra parte están los paños de pulir que sirven para limpiar la plata y pulir el bronce o el aluminio. Son más delicados de lavar porque protegen el utensilio que estemos limpiando.
El primer producto que puedes usar para limpiar tus paños es el amoniaco, para ello pon agua en un cubo y añade un chorrito de amoniaco, sumerge los trapos y déjalos unas horas para que suelten la suciedad. Después mételo en la lavadora y lávalos normalmente. Pero si lo has usado para limpiar con lejía evita lavarlos con amoniaco ya que la mezcla de los dos productos puede resulta muy tóxica.
Otro ingrediente útil para desinfectar tus paños de cocina es el vinagre, con él neutralizarás los malos olores y acabarás con las bacterias, para ello ponlos en un barreño con un buen chorro de vinagre déjalos en remojo varias horas. Después mételos en la lavadora, verás que no hay rastro de grasa ni de suciedad.
Tanto en el caso del vinagre cómo del amoniaco evita echarles suavizante una vez que los metas en la lavadora y para que queden perfectos procura no mezclarlos con otras prendas.
Aunque te resulte extraño, una buena forma de lavar y desinfectar tus trapos de cocina es en el lavavajillas. Esto es por la alta temperatura que alcanza que hará que no quede ni una sola bacteria. Aprovecha cuando pongas el lavaplatos para tu vajilla para meter unos cuantos trapos sucios, eso si, ten cuidado de colocarlos bien para que no se enganchen en el filtro o en la bandeja.
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