En ocasiones, y a pesar del daño y la intranquilidad que conlleva una infidelidad, la dependencia emocional hace que nuestras decisiones no sean del todo claras.
Nana está muy enamorada de su pareja, pero no siente que ese sentimiento sea recíproco. Los actos de su pareja, cada vez más secretos, hacen que piense que la está engañando. Ella ya le había perdonado anteriormente otra infidelidad. Todas las hipótesis se confirman al descubrir en su móvil unas fotografías comprometidas de una chica. La respuesta siempre es NO ante cualquier pregunta que Nana le hace sobre esta posible infidelidad. Ahora, él se ha ido de casa, pero nuestra protagonista sigue queriendo estar junto a él.