La cepa de Kent, surgida en Reino Unido, preocupa por ser un 50% más contagiosa, lo que ha acaparado la atención de los científicos, que prevén que se convierta en la variante dominante del coronavirus a nivel mundial. Así lo determinan los datos del Programa de Vigilancia Genética del Reino Unido.
Este hecho genera mucha preocupación, pero eso no es todo. Según pronostican los expertos, las mutaciones seguirán siendo una realidad y habrá que vigilarlas durante al menos una década para ir modificando las vacunas en base a las variaciones y que estas no pierdan su efectividad.
Los expertos tranquilizan sobre el hecho de que las vacunas que actualmente se están suministrando siguen otorgando inmunidad frente a las diferentes variantes. No obstante, no hay que bajar la guardia, puesto que con la cepa surgida en Sudáfrica la eficacia de la vacuna es menor.
Ante esta situación, muchos se hacen la pregunta. Si vamos a tener que convivir con el coronavirus durante varios años, ¿eso significa que tendremos que vacunarnos cada año como se hace con la gripe? Alex Gorsky, CEO de Johnson & Johnson, compañía que también ha llevado a cabo el desarrollo de su propia vacuna, advierte que es posible que cada año tengamos que renovar la protección que nos otorga la vacuna del coronavirus.
Esto se debe a la mutación del virus y la posibilidad de que la inmunidad que recibimos deje de ser efectiva con el tiempo. Habremos combatido con las primeras vacunas a las primeras variantes del virus, pero este se va transformando y adquiriendo fuerza para aferrarse a los organismos.
«Desafortunadamente, a medida que se propaga también puede cambiar. Cada vez que lo hace, es posible encontrarnos con otra variante u otra mutación que pueden tener un impacto en la capacidad de anticuerpos para defenderse«, expresaba este, que destacaba también que la persona que recibe la vacuna puede tener un tipo de respuesta distinta para una dosis nueva.
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