El dietista Emilio Galíndez, explica en Uppers las ventajas y desventajas de cada uno de ellos, así lo explica que «aportan sabor dulce pero no calorías, a diferencia del azúcar. Esto no quiere decir que se puedan consumir sin ningún tipo de control. La moderación resulta clave y más aún si lo que se busca es dejar el azúcar».
Además de instar a su eliminación total en nuestra dieta, «Lo ideal es que se eliminen los edulcorantes artificiales para que nuestras papilas gustativas se acostumbren a identificar como dulces los sabores naturales, como los de la fruta».
Seguro que más de una vez has oído que la sacarina es malísima o incluso que provoca cáncer. Nada más alejado de la realidad. Tal y cómo recoge la misma publicación «en los años 70 del siglo pasado un estudio demostró que la sacarina causaba cáncer de vejiga en los ratones pero, tras un gran número de evidencias científicas, tanto la Administración de Alimentos y Medicamentos estadounidense (FDA) como el Instituto Nacional del Cáncer (NIH) han aseverado que no existe ninguna relación directa ni demostrada entre el consumo de sacarina y el cáncer. «
De hecho su consumo no supone ningún riesgo para la salud, ya que ha pasado todos los controles y tal y cómo explica el experto, » En Europa, en el proceso de aprobación de un edulcorante, se fija una ‘Ingesta Diaria Admisible’, conocida con las siglas IDA que constituye la cantidad que puede consumirse diariamente con seguridad a lo largo de la vida de una persona sin ocasionar problemas de salud».
El IDA de la sacarina está en 5,0 mg de sacarina al día por kilogramo de peso corporal y endulza entre 300 y 500 veces más que el azúcar. Además, «la sacarina no se metaboliza y es eliminada rápidamente por vía renal», recalca el dietista. Por lo tanto, aunque la consumas de manera habitual no llegarás a consumir ni el 25 por ciento de la dosis recomendada.
En cuanto al Stevia, no tiene nada de natural cómo se cree, su nombre químico es glucósido de esteviol, aunque se comercializa como estevia, de hecho su comercialización se aprobó en Europa en 2011 bajo la nomenclatura E-960. Es decir, que de natural tiene poco, «aunque se extrae a partir de una planta natural , su extracto no se puede consumir directamente, sino que sufre una nanofiltración y una posterior cristalización», explica el nutricionista.
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