Además, la menopausia también genera otros efectos; toma nota para estar preparada.
Con la menopausia, se produce una caída de los niveles hormonales, más específicamente de los estrógenos y progesterona. Así, además de sufrir los conocidos sofocos y cambios de humor, el cabello se ve afectado a nivel interno y externo.
Uno de los efectos más notables en el cabello es la pérdida de densidad capilar. De hecho, es bastante habitual apreciar cómo el cabello se afina y se pierde grosor.
Si esta situación no es de tu agrado, te recomendamos emplear un ahuecador del cabello o secar el cabello levantando las raíces con los dedos.
Esta es una de las situaciones más preocupantes para las mujeres; y lo cierto es que debido a la caída de los niveles de estrógenos en sangre, protectores del cabello, el pelo se vuelve más débil.
A veces, incluso, sucede un pico al comienzo de la menopausia y, tras él, se detiene la caída.
De cualquier forma, la caída del cabello se da más a menudo en zonas despobladas o zonas en las que el cabello clarea, siendo la alopecia algo poco habitual.
Otro de los efectos producidos por los cambios hormonales durante la menstruación son la pérdida de brillo; las escamas de la cutícula (parte externa del cabello) no se encuentran alineadas y, por tanto, no reflejan la luz.
Su origen se encuentra en la falta de hidratación. Se recomienda emplear activadores de brillo a fin de tratar la pérdida de brillo.
La piel, al igual que el cabello, comienza a sufrir de sequedad, así como también se vuelve quebradizo.
Este nuevo aspecto del cabello es más fácilmente apreciable en climas fríos y lejanos a la costa.
Para tratar este efecto, se recomienda incluir en la rutina de autocuidado una hidratación intensa del pelo que ayude a recuperar la suavidad del cabello.
En todo caso, aunque existe relación entre menopausia y caída de cabello, siempre es conveniente descartar otros motivos como estrés o deficiencias de ciertos minerales.
Entre los síntomas más comunes asociados a la menopausia y perimenopausia no solo se encuentran los incómodos sofocos y sudores nocturnos, sino también las alteraciones del sueño, cambios en la vagina, palpitaciones cardíacas, cambios en la piel y humor inestable.
Si este momento puede enseñarte algo ¡es a cuidarte y mimarte!
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