Lydia Lozano, acosada y vilipendiada por un palmero, tras su aparición en La Palma

"¿Lo vais a donar por la causa?"

Alvi Ferrante

Lydia Lozano tiene disgustos allá donde va. La periodista, nacida en La Palma, volaba ayer a la isla para cumplir con su tierra y dar fe de lo que están viviendo los isleños tras la erupción del Cumbre Vieja. Estos días hemos estado viendo a periodistas como Susanna Griso, Pedro Piqueras, Ana Rosa Quintana, entre otros. Todas las cadenas y programas estrella de éstas, hacían hueco en sus parrillas y detenían sus motores para poder el foco en la sofocada angustia que está viviendo la isla de La Palma. Y Sálvame no iba a ser menos.

Contando con una palmera entere sus colaboradores, no podía haber mejor protagonista para estar allí que la mítica colaboradora Lydia Lozano. La periodista comenzaba su jornada laboral por la mañana y nos sorprendía con un estilismo muy diferente al que nos tiene acostumbrados: mochila escolar, camiseta, pantalones y deportivas. Además, Lozano escondía su famosa mirada tras unas gafas de sol y dejaba atrás el maquillaje. La periodista tenía claro que el momento no era el de show Woman en el plató de Sálvame.

Por la mañana, Lozano entraba entraba en directo con sus compañeros de «Ya Es Mediodía» para adelantar cuál era el escenario con el que la periodista se había encontrada. La palmera, nada más comenzar a relatar la situación, brotaba en lágrimas: «Estamos todo el rato con el Whatsapp de los primos…es que date cuenta que mi familia tiene plataneras, han perdido mucho…Un beso compañeros».

Lydia Lozano, injustamente señalada por un palmero

La hora de conexión con Sálvame se acercaba iniciada la tarde. La periodista seguía en la búsqueda de testimonios y relatos rotos cuando se topaba con un palmero llamado Jacobo Alonso. Tras su encuentro, las redes viralizaron el directo que el mismo Jacobo Alonso grababa y compartía en su Instagram y que atestiguaba su conversación con la periodista.

«¿Puede usted decir lo mismo que dijo al llegar?» preguntaba Alonso a la periodista que iniciaba su marcha por la calle. Lozano, sorprendida, se giraba al palmero: «Yo necesito a alguien que me cuenta que necesita ayuda». Alonso, ni corto ni perezoso, corregía a la colaboradora: «No, no dijo eso. Necesito gente que lo haya pasado mal» a lo que Lydia le daba la razón y el palmero continuaba su relato: «Somos de Sálvame…» Lydia Lozano asentía con sus palabras a lo que el palmero le volvía a retar: «¿Puede usted repetir lo que dijo?»

La periodista no entendiendo qué estaba ocurriendo, se quedaba en silencio. Su vecino tomaba la directa y el sendero de reproches comenzaba su sonata: «No es que me parece muy fuerte que, nada más llegar, digas: ‘Hola, soy de Sálvame, necesito gente que lo esté pasando mal’…». Finalmente, Lozano brotaba intentando pararle los pies: «No, no, no, te voy a decir una cosa…yo estaba el El Fuerte, llevo toda la mañana con gente que me está diciendo que haga directos para que la gente vea que lo está pasando mal. Que necesitan comida, que necesitan dinero…»

«¿Lo vais a donar a la causa?»

Alonso, que no tenía suficiente con las justificaciones de la periodista terminaba por preguntarle: «Lo que genere el amarillismo, ¿lo vais a donar a la causa?» Lydia Lozano que en un inicio había iniciado su marcha, volvía al palmero para enfrentar sus malos modos: «Pero, ¿tú que me estás diciendo a mí? 

Jacobo Alonso terminaba su directo explicando lo que había sucedido: según él no sabía quién era Lydia Lozano, ni que fuera tan famosa (y nosotros nos lo creemos): «Super conocida, supuestamente, en estos programas que buscan el amarillismo y la desgracia». El isleño terminaba reafirmándose en su actitud y todo lo dicho: «Creo que todos los medios que han venido por aquí, todos han sido muy, muy precavidos y muy educados. No han buscado la desgracia ajena».

Terminado el suceso y como es habitual, las redes se dividían entre los que daban la razón al isleño y los que protegían el trabajo de la Lozano. Algunos usuarios señalaban el curioso «clasismo intelectual» que Alonso había tenido con Lydia Lozano. Por ser periodista del corazón, no merecía el mismo respeto que otros compañeros. Otros remarcaban el excelente trabajo de empatía desarrollado por la periodista y su trabajo por ir más allá de enseñar una gran masa de lava que arrasa con todo.

Nosotros, como siempre, queremos saber tu opinión: ¿crees que fue justo el trato del isleño? ¿Lydia Lozano pecó de amarillista? ¿Jacobo Alonso buscaba un minuto de gloria?

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