Nos remontamos hasta cien años atrás para descubrir junto a Luis Larrodera el origen de una de las chuches preferidas por todos:
En Alemania, un matrimonio de confiteros fundaron su propia empresa de caramelos duros. Trataron de crecer con estos dulces y repartiéndoles en bicicleta. Su nombre era Haribo… ¿A que te suena?
Sin embargo, no fueron unos comienzos fáciles para la familia Riegel, teniendo que experimentar con unos nuevos caramelos a base de gelatina y jugo de frutas, y con forma de ositos danzantes. Cabe señalar que los osos bailarines eran muy populares en los festivales y circos europeos de la época.
Su invento tuvo un sorprendente y rápido éxito: En cuestión de meses, se vieron en la necesidad de contratar hasta 400 empleados y producir toneladas de ositos diariamente.
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