El Padre Montalvo no parece tener la capacidad de persuasión suficiente para conseguir que los atrevidos y atrevidas se queden cautivados con el mensaje de Dios, ¡escucha ya la nueva bromita!
Daba igual que hubiese hablado con Mari Ángeles, Angelines o Cristina; los oyentes no quieren saber del tema y van a colgarle a las primeras de cambio. Solo una mujer va a aceptar hablar con el párroco hasta darse cuenta que Isidro no sabía ni al pueblo al que llamaba.
Todavía seguimos tratando de descifrar el nombre que ha dicho: ¿Trepar? ¿Tresparsz? ¿Tres Pars? Sea como sea, la atrevida no va a tardar en despachar al Padre Montalvo, no sin antes convencerle con el plato de albóndigas que andaba cocinando.
Limpiar los pecados no, pero al menos el sacerdote más atrevido ya tiene la suculenta oferta de esta mujer para comer en casa: «Ese es el corazón que yo quería escuchar», le confesaba nuestro compañero al escuchar la propuesta de menú de la mujer.
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