Empezando de menos a más, Carmen nos comenta sus «cabezadas« de entre cuarto de hora y veinte minutos… Aunque luego lo prolonga tumbada en el sofá toda la tarde. Lo mismo que Miriam, mujer capaz de dormirse incluso quedándole cinco minutos disponibles.
Hacia esas personas, Isidro Montalvo y un montón de atrevidos tienen algo que decirles: «Lo que se echan no es una siesta». Sí lo es, tal y como nos cuenta María José, el de 18 horas que se echó una vez; igual que Abraham y sus 24 horas y media de siesta «sin hacer pipí«.