Hemos escuchado rutinas de lo más sabrosas, como la de Olga con su cucharada de azúcar, café descafeinado y un poco de agua para batir. Para los más golosos está la opción de la mujer de Jorge, quien se atreve con un buen café acompañado de Baileys y azucarillos.
Pero si hay algo con lo que se queda la mayoría es con la compañía: Con vecinas como hace Ana, con compañeras del trabajo como Sandra o hasta el punto de Merche, que solo le gusta el café que le prepara su marido.