Dinero •
Jesús ha sido de los primeros en criticar a sus propios clientes, quienes «llegan a fin de mes muy cómodamente» y, sin embargo, reclaman hasta el último céntimo del cambio. Lo mismo con el jefe de María, capaz de acordarse de los cumpleaños de todos los empleados para que el desayuno ese día le salga gratis.
En el caso de Mario no es el jefe, sino su hijo, el cual pedía un menú para compartir con su novia en vez de pagar por dos. O la compañera de trabajo de la atrevida Ana, que se llevaba siempre al trabajo la bebida para no tener que pagarla en la cafetería de la oficina.
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