Así lo asegura Javier Pérez, experto en seguridad alimentaria y responsable de Bioensayos del Centro Nacional de Tecnología y Seguridad Alimentaria (CNTA). Recalca a los más atrevidos que no vale solo con retirar esa parte, ya que pueden quedarse pequeñas toxinas muy nocivas e indetectables a simple vista.
Por esa razón, especifica qué alimentos sí pueden consumirse habiendo retirado hasta dos centímetros de grosor en la zona afectada por el moho. Hablamos del queso roquefort, del queso curado, del embutido y de las hortalizas duras, tales como la calabaza, la zanahoria o el pimiento.
La justificación es que, a diferencia de los antes mencionados, no cuentan con una piel que ejerza de capa protectora y encima son más propicios al crecimiento de microorganismos nada beneficiosos.
Poco después de contar Saray Esteso la noticia, una atrevida ha querido aportar su granito de arena con un truco que a ella le ha venido siempre bien en la lucha constante contra el moho.
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