Dos años después, el Palacio Real vuelve a brillar una noche más en una cena de gala, donde las condecoraciones y los vestidos largos fueron los verdaderos protagonistas junto a Felipe VI y la reina Letizia.
El motivo de esta celebración fue la visita del presidente de Italia Sergio Mattarella. La reina brilló literalmente con la tiara Rusa, la pieza de diamantes, platino y perlas que fue creada por la madre de Alfonso XIII, la reina María Cristina de Austria. Lo acompañaba con un conjunto de collar y pulsera de chatones.
Como guiño a Italia, el motivo de la gala, Letizia eligió un impresionante vestido negro largo de Giorgio Armani.
A pesar del despliegue de joyas, el aspecto de la reina no pasó desapercibido ni un llamativo gesto que realizó a su marido.
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Además de solicitar a su peluquera, Luz Valero, que la retocase y le colocase la impresionante tiara, la reina quiso que le acomodasen la mascarilla (puede que con horquillas) para que esta no le rozase el maquillaje.
Se nota en las cuerdas de la misma, que le quedaban más largas de lo habitual. Se produce una conversación gestual entre los monarcas. Con la mascarilla a medio quitar de Letizia, la cual le mira como preguntándole si ha llegado el momento de quitársela. Él asiente, aún con su mascarilla puesta y termina de poner una mirada extraña a la reina.
Tras los discursos del Rey y del presidente italiano, las cámaras se apagaron y la velada transcurrió de manera íntima
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