Este martes la Reina Letizia acudía a su cita con el periodismo en los premios Francisco Cerecedo que otorgan la Asociación de Periodistas Europeos en España. La presencia de la monarca se lleva todas las miradas en cualquier aparición pública, donde se analizan con lupa sus conjuntos, sus maquillajes, sus joyas y accesorios e incluso visibles trucos de belleza.
Y esta vez no ha sido para menos. Por primera vez en muchos meses de pandemia doña Letizia se desprendía de su mascarilla y volvía a mostrar su rostro al completo. Acostumbrados en este tiempo a verle tan solo la mitad del rostro, muchos se han percatado de notables diferencias en su cara. ¿Es fruto del maquillaje o se trata de algún retoque estético?
En Vanitatis no descartan la posibilidad de que la Reina se haya podido someter a algún retoque estético «a base de relleno, toxinas paralizadoras, estiramientos, vitaminas o hilos tensores«, aunque existe otra opción, y es que sea efecto del maquillaje.
Acostumbrada a sorprender y a causar sensación con sus elegantes estilismos y peinados, en esta ocasión Letizia ha dejado un sabor de boca amargo que la crítica especializada se ha encargado de analizar en profundidad.
Tal y como menciona el citado medio, en un probable intento por fijar el maquillaje y que este no se vea alterado por el roce de la mascarilla, la Reina Letizia mostraba un contraste entre el corrector y el bronceador que no le daba al rostro un tono uniforme, ofreciendo así un aspecto artificial.
Los errores de maquillaje eran fácilmente identificables, si bien es cierto que no le restaban elegancia y buena presencia a la monarca, que allá donde va siempre logra acaparar todas las miradas y los focos.
Con la pandemia y la imposición del uso de mascarilla hemos tenido que aprender nuevas técnicas para lograr que el maquillaje permanezca intacto cuando nos descubrimos la cara. A la Reina Letizia se le aplicó un maquillaje efecto contouring para resaltar sus facciones a través de luces y sombras (un tono muy claro y otro muy oscuro).
Ejemplo en este caso es su nariz, más perfilada de lo natural y con brillo especial en la punta, dándole un efecto respingón. El fallo del maquillaje es que no estaba uniformado y se diferenciaban claramente los distintos tonos en el rostro, muy diferentes el uno del otro.
En contraposición, Letizia se lució una vez más con su mirada. Una sombra muy acorde al look que llevaba esa noche, con un delineador color bronce y maquillando la línea de agua en tono negro.
Esto, sumado a una potente máscara de pestañas que las alzaban y potenciaban su mirada, así como sus cejas fijadas con gel, componían un maquillaje acertado en este terreno. Además, lo lucía bien gracias a un peinado de raya al medio y alisado, recogido tras las orejas, que quedaban visibles. En este caso, acierto seguro.
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