Lavar los platos es para muchos una de las tareas menos agradables del día a día. Hay muchas formas de hacerlo, a mano o en el lavavajillas, con agua fría o caliente, con un tipo de estropajo u otro, con o sin detergente…pero cual es la mejor?, te contamos cuales son los pros y contras de cada una de ellas.
Lo primero es detenernos en la temperatura del agua a mayor temperatura, más eficacia, los residuos de grasa y aceite que se suelen quedar pegados sobre todo en los platos se ablandarán más rápidamente y será más fácil eliminarlos. Si ya están secos, el agua caliente hará que se reblandezcan antes.
Además el agua caliente elimina más bacterias y gérmenes, con lo cual conseguiremos más desinfección. En el caso del lavavajillas, podemos elegir la temperatura según lo que vayamos a meter, cuando se trata de ollas y sartenes sin duda agua caliente, sin embargo para vasos y copas usaremos agua tibio o incluso fria.
Aunque hay quién piensa que en el lavavajillas se gasta más agua, una comparación realizada en 2012 por el Canal de Isabel II, señalaba que el consumo de este electrodoméstico es inferior al de fregar los platos a mano.
Sin embargo está también la cuestión de la huella ecológica de los lavavajillas, tal y cómo recoge Ok Diario, «el gasto energético y de recursos empleado en su fabricación (materias primas, electricidad, agua, transporte, etc.), además del problema que representa la creación y la gestión de los residuos electrónicos a nivel mundial.»
En cuanto a lavar los platos a mano, tal y cómo recoge el mismo medio, un estudio realizado por científicos suecos en 2015 en el que analizaron una muestra de más de un millar de niños de entre siete y ocho años de dos regiones de Suecia y se comparó la presencia de problemas como eczema, asma y rinoconjuntivitis con el método utilizado para fregar los cacharros en sus casas.
«Los resultados fueron rotundos: en las familias que lavaban los platos a mano, la probabilidad de que los niños padecieran esas afecciones alérgicas equivalía a la mitad que en el caso de las familias con lavavajillas. «
Esto apunta a que la mayor exposición a los microbios por parte de los niños, por una limpieza menos exhaustiva de la vajilla y refuerza su sistema inmune.
Otro beneficio de lavar los platos a mano tiene que ver con la actividad física que este gesto representa en nuestro día a día. Tal y cómo recoge la misma publicación, «un equipo de científicos de Estados Unidos analizó, durante un periodo de tres años, la actividad cotidiana de más de 6.000 mujeres de entre 63 y 99 años de edad. Las que realizaban hasta treinta minutos diario de tareas domésticas tenían una tasa de mortalidad un 12% más baja en comparación con las que no realizaban esas tareas. Entre las que realizaban más de media hora de trabajo hogareño por día, esa tasa era 39 % menor.»
Algunos personajes famosos afirmaban que mientras fregaban era cuando les surgían sus ideas más creativas. Agatha Christie imaginaba los crímenes de sus libros en ese momento y Alfred Hitchcock afirmaba que nadie lavaba los platos como él.
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