Meses y meses encerrados, sumado a los aplausos sanitarios, nos han ayudado a formar grandes amistades con los vecinos. Unas conversaciones entre balcones que a algunos les ha llevado a fantasear.
Después de la cuarentena, llegaban las horas limitadas para hacer deporte. A raíz de ello, muchos también tienen ilusiones con los «runners» gracias a sus mallas ajustadas y ropa deportiva. Y no olvidemos a los repartidores de comida a domicilio, que han resultado imprescindibles en estos tiempos.
Nuestras oyentes no han esperado para dar su opinión al respecto. Olaya admite que las mascarillas han ayudado a «potenciar la belleza de los ojos». Por su parte, Elena respalda el de los repartidores con una anécdota reciente con un joven pizzero: «Pensé en que pasara a cenar conmigo… ¡Íbamos directamente al postre!», dejaba caer.
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