La matrícula de un vehículo es una combinación de caracteres alfabéticos y numéricos que identifica e individualiza el vehículo respecto a los demás.
La placa -de metal o de plástico- lleva grabados los caracteres de forma inalterable y deberá colocarse en la parte trasera y delantera del vehículo.
Desde el año 2000 las matrículas españolas constan de la banda azul a la izquierda con el símbolo de la Unión Europea en la parte superior y la letra E de España en la parte inferior. Hasta entonces, las matrículas estaban formadas por las letras de provincia (por ejemplo: GI o GE-Gerona, H-Huelva), cuatro números (ejemplo:4869) y una o dos letras al final (N o BC), separado cada conjunto por unos puntos a modo de guion. Su cambio generó polémica al prescindir de las letras de provincia.
Ahora, solo se visualizan cuatro cifras y tres letras consonantes (excluyendo Ñ y Q) que se asignan a nivel nacional, de forma que ya no se puede conocer por la matrícula de qué provincia es el vehículo.
El vehículo conserva la matrícula hasta su desguace o rematriculación y esta jamás se vuelve a asignar a otro vehículo.
La secuencia de números que puedes ver en la matrícula de un coche va desde el famoso 0000 al 9999… las combinaciones son infinitas y a ellas hay que sumar la combinación de letras -3 por matrícula- que empiezan en BBB y acaban en ZZZ. La Ñ y la Q se excluyen para evitar la confusión con la N y la O o el número 0.
Tampoco están permitidas las vocales ya que podrían generar combinaciones de letras políticamente incorrectas como ANO o HEZ.
A través de los números y letras de la matrícula de nuestro coche, autoridades y cuerpos de seguridad como la Guardia Civil, los policías municipales, etc. obtienen el nombre del propietario del vehículo, si el seguro está o no en regla, el estado de la ITV, multas, etc. Pero, además, se puede conocer la antigüedad del vehículo.