No son las más fáciles a las que llegar y necesitarás hacerte con unos escarpines para disfrutarlas debido a lo rocoso de sus fondos, pero si lo consigues y la marea está en el punto ideal estas piscinas naturales de Playa Blanca se convertirán en tu paraíso canario favorito.
¿Verano en la capital? Si no tienes piscina o te apetece hacer una excursión en plena naturaleza, este rincón de la sierra de Madrid no te decepcionará. Las Presillas es el nombre por el que se conocen a las piscinas naturales de Rascafría, junto al cauce del río Lozoya y con vistas al Pico Peñalara.
Si vas a veranear en Alicante, las Fuentes del Algar pueden ser un respiro del turismo tradicional por uno de tipo natural, ya que se encuentran únicamente a 15 kilómetros de Benidorm. Unas vistas preciosas acompañadas por zonas en las que los más atrevidos hacen algún que otro salto.
Llaman “la isla bonita” a La Palma y es por algo. Enfrente del oceáno y únicamente separado de él por un muro que protege del oleaje, La Fajana es una visita indispensable si vas a esta isla canaria.
En plena Sierra de Gredos si la buscas, ¡también hay playa! O, al menos, piscinas naturales. Eso sí, el agua está tan fría como limpia. Perfectas para ir con niños.
Su nombre hace referencia a la temperatura de sus aguas, nada más y nada menos que, ¡28 grados! Unas aguas medicinales que se han convertido en las protagonistas absolutas de estas piscinas naturales de Tarragona.
La Reserva Natural Garganta de los Infiernos es una de las más conocidas en cuanto a piscinas naturales de España se refiere y se caracteriza por sus saltos de agua, cascadas y 13 piscinas.
En el norte se encuentra la única cascada que desemboca al mar en nuestro país, la cascada de Ézaro. Eso sí, antes de irse hasta el mar, el agua crea al caer unas piscinas naturales más que recomendables.
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