Pero lo primero a la hora de tener una bonita sonrisa es cuidar la piel de esa zona, ya que es una de las zonas más delicadas del rostro y en las que más se nota el paso del tiempo. La piel en esa zona es mucho más fina que en el resto del rostro y no tiene melanina ni glándulas sebáceas, esto la deja desprotegida del sol y de la hidratación.
Es importante beber mucha agua para mantenerlos hidratados, además de aplicar vaselina, manteca de cacao o bálsamo labial. A la hora de elegirlo ten en cuenta que el bálsamo labial tiene que hidratar, proteger y reparar. Las mantecas pueden ser de cacao o karité, que dan untuosidad y suelen llevar elementos hidratantes como miel, ácido hialurónico, jalea real, fitoesteroles, que además reparan.
Una vez que los hayas hidratado toca maquillar tus labios y para eso debes saber cómo son para poder sacarles así el máximo partido. Hay varios tipos de labios, gruesos, finos, normales, bien definidos o sin definir….la forma es lo de menos, lo importante es saber sacarles el máximo partido.
Si tus labios son carnosos y gruesos no uses el perfilador de manera convencional ya que sólo les aportarás mucho más volumen. Un truco para afinarlos es aplicar corrector en el contorno y difuminarlo bien. Después con un delineador marcar la parte de dentro y dejar la de fuera sin maquillar. Maquíllalos unos milímetros por debajo de lo normal y aplícate un labial mate, el gloss conseguirá el efecto contrario.
Un truco que funciona bien es dibujar unas líneas verticales en el centro del labio inferior para que tus labios parezcan más gorditos.
Si tus labios tienen más o menos el mismo grosor arriba y abajo estás de suerte porque son los más sencillos de maquillar. Utiliza el perfilador para destacar la parte de arriba o la de abajo y en cuanto al color utiliza el que más te favorezca.
Y si tienes los labios algo caídos, esto es con forma de arco invertido la mejor opción es perfilarlos con un tono suave y pintarlos luego para darles más volumen, los tonos rojos te irán muy bien.