La exposición a los rayos del sol, el cloro y la sal son factores externos que resecan y deshidratan nuestra piel. La vuelta a la rutina es un buen momento para mimarla y ponerla a punto y sin duda para ello es esencial exfoliarla.
Cuando nos exfoliamos la piel eliminamos las células muertas y conseguimos que quede limpia y tonificada. Además estimulamos la circulación sanguínea, prevenimos el envejecimiento y liberamos toxinas a través de los poros.
No es necesaria una gran inversión para cuidar la piel. Hay muchos productos específicos en el mercado para ello pero si eres de las que prefiere lo natural, te contamos cómo fabricar un exfoliante en casa que funciona de maravilla, se trata del exfoliante a base de avena y miel.
El exfoliante de avena y miel es cien por cien natural, puedes usarlo dos veces por semana si tu piel es grasa y una vez si tienes la piel seca, mixta o normal.
Antes de aplicarlo, lávate la cara con agua y jabón pH neutro. Después aplica la exfoliante con movimientos circulares de adentro hacia afuera, evitando el contorno de ojos y labios. Déjala actuar tres minutos y aclara.
Sécate con suaves golpecitos con la toalla y aplícate la crema hidratante que suelas utilizar habitualmente.
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