Si seguiste las aventuras de Lucía Dominguín en Masterchef seguramente sabes el inconveniente que le jugó una mala pasada en el concurso: la participante confesó que hacía un tiempo había perdido el gusto y el olfato, por lo que no era capaz de identificar bien los errores de sus platos.
En su participación en La última cena, en Telecinco, ha vuelto a destacar este hecho y ha confesado qué fue lo que pasó para que perdiera dos de los cinco sentidos de la noche a la mañana.
La pérdida del sentido del olfato afecta estrechamente al del gusto, y es que están muy relacionados. Lo sabrás bien de aquellas ocasiones en las que, con un resfriado, has perdido también el gusto y las comidas no te han sabido a nada. Con el olfato atrofiado el sentido del gusto también disminuye.
Aún así, Lucía Dominguín no se rinde y sigue participando en programas de cocina como es La última cena. En este espacio explicó como ha ido recuperando poco a poco el olfato y comenzar a percibir olores fuertes, si bien es cierto que este hecho le ha permitido apreciar la buena cocina a través de otros sentidos: el del gusto a través de las texturas y el de la vista con la presentación de cada plato.