La puntualidad es un aspecto que muy pocos tienen dentro de sí; por esa razón, es ya habitual encontrarse con todo tipo de excusas para justificar por qué apareces cinco, diez y hasta veinte minutos tarde.
En la entrada al colegio, en el trabajo o en una quedada con los amigos. Lo que hemos escuchado en el programa del día son excusas que valen para todo, siempre y cuando no recurras siempre a ellas.
Ese es el caso de María y el «apretón» que siempre aparece cuando no llega a tiempo. La considera la «mejor y genuina», aunque cabe decir que es una explicación que ya hemos escuchado todos en alguna ocasión…
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Lo que no es tan habitual es la de Pepe, que se pone a llamar antes para intentar convencer a la otra persona que no habían quedado en el sitio que supuestamente dijeron. Ceda o no el amigo, él ya tiene margen suficiente para presentarse en el sitio correcto con retraso.