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La nariz roja por engañar y otras grandes mentiras que nos hacían creer de pequeños

Rodrigo Díaz
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comer sandía
Vuelta a la infancia en el tema del día de hoy para escuchar unas curiosas mentiras que nos contaban de pequeños, algunas incluso creídas en edades más adultas:

Isidro Montalvo mencionaba algo sobre el ajo que ha sido contestado por un atrevido; no para el plano sexual sino para la salud: «Pícalo con un cuchillito y es un poderoso antibacteriano», comentaba para asombro de nuestro compañero.

Carmen era la siguiente en confesar la mentira sobre las pepitas de la sandía, las cuales crecerían si nos la comíamos. Y un pobre hombre, deseoso de hacerse mayor y desarrollar pelo en el pecho, accedió a restregarse tocino por la zona por el consejo de su madre y su vecina.

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Finalmente, leíamos en redes sociales un clásico como el de la nariz roja para los mentirosos; así como un huevo de chocolate entre los huevos de gallina que recogía Patri. Se trataba de un detalle de su abuelo, haciéndola creer que salía así por los pasteles que les daba a los animales.
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