Solemos creer qué, cuando el hombre es infiel, es simplemente porque quiere tener sexo con otras personas. Sin embargo, solemos asociar la infidelidad femenina con una búsqueda de atención o afecto.
¿Esto es realmente así? ¿nos motivan deseos diferentes a hombres y mujeres?
Una de las respuestas a esta pregunta podemos encontrarla en un estudio realizado hace una década que desveló que cuanto más dependiente económicamente es un hombre de su pareja, más probabilidades hay de que sea infiel. Es decir, uno de los rasgos comunes que comparten los varones infieles es su situación financiera.
Publicada en ‘Best Life’ la investigación apunta a que la probabilidad de ser infiel es cinco veces mayor cuanta más dependencia económica exista.
La conclusión fue que efectivamente aportar menos dinero a la economía familiar afecta a la masculinidad de los hombres que buscan autoafirmar su ego con una propensión mayor a la infidelidad.
«En un extremo del espectro, ganar menos dinero puede amenazar la masculinidad de los hombres, al cuestionar esa idea tradicional de que son el sostén de la familia», matiza Munsch.
Lo normal es pensar que cuando alguien es infiel es porque no quiere a su pareja. Puede que en unos casos, sea cierto, pero en otros no. Según el psicólogo Alejandro Vera, «la mayoría de relaciones que acaban no lo hacen por falta de amor, si no por falta de ilusión. Nos han contado que el amor lo puede todo, pero no es cierto. Las probabilidades de éxito de una relación tienen mucho que ver con el nivel de compatibilidad y de deseos compartidos… Cuando una pareja coincide en lo que quiere para su vida, en sus sueños y se retroalimenta de ello, es bastante probable que el sentimiento sea de satisfacción o plenitud. Mientras que otra donde no sucede esto, por mucho que se quieran, inevitablemente tendrá grietas.
Querer es algo afectivo, es una capacidad intrínseca que tenemos las personas para proteger, cuidar, necesitar, etc. Puede ocurrir qué, aunque tengamos el deseo de hacer todas estas cosas por alguien, otra parte de nosotros no se sienta completa.
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