¿Sabes cuándo y cómo usarla? Te lo contamos.
Lo primero es saber cómo y cuando usarla. Nunca la mezcles con otros productos, ya que puede ocasionarse una reacción química que emita cloro al ambiente e irrite las vías respiratorias. Debes usar guantes ya que si no puedes causar irritación en tu piel. Además utiliza una proporción adecuada para la superficie que limpies, si no la puedes estropear (según la OMS lo recomendable es una concentración del 0,5% lo que corresponde a mezclar 130 ml de lejía en 870 ml de agua) y por último ventila la zona dónde hayas usado lejía para evitar irritación o lagrimeo de ojos.
También puedes usarla en superficies de la cocina que no sean de madera y para limpiar el interior de algunos electrodomésticos como el frigorífico o para desinfectar los cajones de la nevera.
Es muy eficaz para acabar con las manchas de la ropa por su potente poder blanqueante, que la convierte en un gran quitamanchas,pero debes tener especial cuidado porque puede decolorarla. Por eso antes de usar lejía en determinados tejidos procura leer la etiqueta.
Con el paso del tiempo y la humedad las juntas se ensucian y adquieren un color amarillento. Si usas lejía con detergente para limpiarlas, las dejarás como nuevas.