Rocio Ramos-Paul nos ayuda a abrir un ambicioso debate: frustrar a los niños, ¿si o no? Conoce las claves para que tus hijos aprendan a tolerar la frustración. ¡Escucha!
La frustración es una emoción que hace que nos sintamos mal… Las cosas no salen como queremos y eso nos obliga a recapacitar, a pensar. Nos volvemos más creativos para generar finalmente alternativas distintas que funcionen. En definitiva, aprendemos.
Es importante que los niños se sientan frustrados pero sin que se queden únicamente en el enfado, porque así los niños se vuelven exigentes. La mejor vacuna contra la ansiedad es aprender a tolerar la frustración, ¿pero cómo se aprende?
Para los más pequeños hay una frase que funciona muy bien: «Ahora no, dentro de un rato». Cuando son más mayores podemos plantear estrategias como la hucha, ahorrar.
El niño resuelve su frustración por querer ya esa mochila o ese modelo de zapatillas, participando en el ahorro que supone su compra. En definitiva, «ahora no, cuando consigas reunir tu parte».
O con los estudios, ahora que llega el final de curso. Si el niño quiere algo, «ahora no», pero si cumple sus objetivos de rendimiento, no el académico, pero si sus hábitos de estudio y su esfuerzo, podrá obtener aquello que desea.
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