Se trata de la manía de guardar el chocolate en la nevera para que no coja calor. La gran mayoría lo hacemos cuando es el principal aspecto a evitar si queremos disfrutar del «placer» de comérselo.
Según cuentan los investigadores, este dulce bien elaborado debe tomarse a temperatura ambiente para saborear el chocolate fundiéndose.
De hecho, habremos notado una capa blanca en aquellos que se quedan guardados en el frigorífico, que no es más que la grasa del alimento que se ha cristalizado. Curioso, ¿verdad?