Valeria, nuestra atrevida, nos enviaba la siguiente consulta: «Tengo dos peques de tres y cinco años. Este año volveremos a la playa y aquí surge mi pregunta: ¿les pongo gafas de sol o simplemente una gorra?, preguntaba.
Como ya sabemos, el sol es necesario y muy positivo para nosotros. La exposición a los rayos solares mejora nuestra respuesta muscular, disminuye la presión sanguínea, incrementa la respuesta inmunológica y baja el colesterol en sangre, entre otras.
Si bien es cierto que como todo en exceso, puede ser muy dañino. Y especialmente en niños, donde su organismo aún está en desarrollo. Por eso, la Doctora Di, aseguraba: «Hay que ponerles las dos cosas. La gorra protegerá la piel y las gafas los ojos».
Siendo más específicos, en los niños, el cristalino todavía es inmaduro, por lo que no filtra convenientemente los rayos del sol. Por lo tanto, es muy acertado aplicar la gorra y las gafas, cuidando que estas últimas no sean decorativas y cuenten con un cristal de calidad con filtro UV 400.
La segunda consulta de hoy la realizaba David: «Soy alérgico al polen y hasta este año mis hijos no lo eran. Pero salimos al campo el otro día y se les irritaron mucho los ojos. Tienen 8 y 10 años. ¿Les llevo ya al alergólogo? ¿Pueden tomar antihistamínicos como hago yo?», preguntaba.
Lo primero en estos casos es acudir al pediatra para que los examine. Es posible que exista una alergia al polen o puede que la irritación se deba por otra causa. Por eso siempre es importante acudir al especialista.
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