Lo aprendemos desde pequeños. El ser humano tiene cinco sentidos: vista, oído, tacto, gusto y olfato pero estamos equivocados. Los sentidos son sensores que ayudan al cerebro a generar mapas conceptuales de lo que ocurre a su alrededor.
La ciencia ha descubierto otros cuatro sentidos más que son vitales para nosotros. No tenías ni idea ¿verdad?
Pues puedes pegarte el pisto con tus amigos y memorizarlos, porque ya te advertimos que los nombres no son precisamente fáciles de recordar.
Termorrecepción, equilibriocepción, propiocepción y nocicepción
De ellos, uno de lo más importantes sobre todo durante el desarrollo del niño es la propiocepción.
Te suenan a chino pero en cuanto contextualicemos verás que todo tiene su lógica:
Vamos a centraros en la propiocepción, es decir, el sistema cinestésico a través del cual percibimos nuestro cuerpo, nuestros músculos y articulaciones para que el cerebro sepa dónde está cada parte y cómo se está moviendo.
Nos hace ser conscientes de dónde se encuentran las fronteras de nuestro cuerpo: lo alejados que estamos de una pared, por ejemplo, o la presión con la que sujetamos un vaso.
Aunque puede parecer algo obvio este sentido es muy importante para las reacciones reflejas (retirar la cara cuando te lanzan un balón hacia ella), mantener el equilibro o regular hacia donde nos movemos.
Existen lesiones neurológicas que afectan a la propiocepción y las personas que las padecen tienen dificultad para saber dónde está su cuerpo, para moverlo con eficacia.
Existe posibilidad de restaurar este sentido dañado, parcial o totalmente, dependiendo de la gravedad de la lesión y de si es o no neurológica.
Hay ejercicios propioceptivos para tratar lesiones y ayudar a nuestro organismo a mejorar la fuerza, la coordinación, el equilibrio y el tiempo de reacción ante situaciones determinadas. Entre ellos, trabajar el core, las lumbares, el equilibrio…
Los ejercicios de core sirven para entrenar los músculos de la pelvis, la baja espalda, la cadera y el abdomen. Sobre ellos se asienta el equilibro de nuestro cuerpo
Uno de los más clásicos es la plancha abdominal: plancha recta con codos apoyados
Una de sus variantes más conocidas es la plancha lateral con la que se aumenta la implicación de los abdominales oblicuos.
Elevaciones de piernas en ángulo de 90º: uno de los más sufridos.
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