La consulta de hoy es muy concreta: «Tengo un hijo de siete años al que le leo todas las noche los libros de Geronimo Stilton. Pero él no para de saltar y de moverse. Me ayuda a leer ciertas frases, pero muchas veces lo hace cantando o haciendo voces», indica nuestro atrevido.
«Le digo que a la hora de leer es para que aprenda y que se esté quieto, pero que va, no para… Mi pregunta es si es normal que sea así y si le servirá algo que le lea porque la verdad, no sé si se entera de algo», continua.
Rocío, en respuesta a la preocupación del padre, responde tajante: «… es de las veces que no voy a estar muy de acuerdo con la preocupación de este padre o madre…», comenta.
La psicóloga expone sus argumentos: «… Es estupendo que los niños se acerquen a la lectura de una manera lúdica». En el colegio, el niño ya está recibiendo indicaciones en el colegio para que el espacio para leer esté acompañado de concentración y tranquilidad.
Si el niño ya sabe hacer eso, es muy positivo que tenga una aproximación diferente desde el juego, y que interprete a los personajes y se divierta. «Si te quedas intranquilo, pregúntale al finalizar el libro… ¿Qué te ha parecido la lectura de hoy? ¿Qué es lo que más te ha gustado?», indica Rocío. También existe la posibilidad de negociar: cinco minutos de lectura para el niño y cinco para el padre.
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