Kiko Matamoros se sincera sobre los abusos sexuales

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En una entrevista en Lo que tú digas, un podcast presentado por Álex Fidalgo, Kiko Matamoros se ha sincerado hablando de su infancia, el trabajo, e incluso, de política.

En cuanto su trabajo en televisión, el colaborador de Sálvame ha sostenido que ‘mi trabajo en la tele es como el trabajo de un boxeador. Los tengo que hostiar dentro de unos límites éticos’. Dentro de su ética, no hay cabida para la opinión de los espectadores: ‘Hay un juicio mediático o ético que me trae sin cuidado’.

Matamoros llevó a cabo un viaje temático que terminó por recoger las opiniones sobre personajes de la sociedad española, además de políticos. ‘Si quieres pasar un buen rato tienes que seguir en Twitter a Irene Montero, que es ministra y no se puede ser más ignorante. Jesús Gil era lo que era, pero no dejaba de ser un tipo agradecido con su gente. Hubo un tiempo que la Casa Real si imponía determinadas mordazas, pero eso ya no pasa. Se abrió la veda. Si Felipe VI hubiese mantenido una conducta como la del padre, la institución se habría acabado’, explicó durante la entrevista.

Pero lo verdaderamente impactante fue la manera de la que habló de su infancia y los abusos que recibió durante años.

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Los episodios traumáticos de Kiko Matamoros por la violencia

A lo largo de la entrevista, sostuvo que cuando tan solo era un niño ‘a mí en mi casa y en el colegio me daban unas somantas de palos increíbles. Algunas salvajes. Recuerdo un puñetazo que me dio mi padre que sangraba mucho por la nariz y yo me di otra vez contra la pared para que no parase de sangrar. Pensaba: ‘a ver si me muero ya».

Vivía estos episodios tanto dentro como fuera de su hogar: ‘Con 7 años viví acoso sexual en el colegio. Pero muchos de mis compañeros sufrieron abusos sexuales por parte de los religiosos’. Ha sentenciado que ‘en aquella época los abusos sexuales estaban a la orden del día’.

El trabajador de Sálvame esta muestra de violencia no la ha reflejado con sus hijos, pues explicaba que ‘he sido muy liberal con mis hijos, nunca les he puesto la mano encima’