Desde la asesoría anda con la mosca tras la oreja por un problema en las facturas que supuestamente ha enviado Jesús, dueño de una zapatería que estaba perdiendo un tiempo valioso para atender a sus clientes.
Una tarea complicada la de tratar de convencer al humorista que no es la persona a la que quería llamar y con la intención de colgar cuanto antes la llamada. De hecho, va a ser al final cuando empiece a sospechar de una posible broma pesada.
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