Sin problemas aparentes en el servicio telefónico, nuestro compañero nunca se fía y prefiere acabar las revisiones con todo tipo de comprobaciones. En esta ocasión, tocaba dar el visto bueno con una charla de bar con el atrevido.
Con quién suele hablar, cuánto tiempo usa el teléfono, qué suele hacer… Daba igual la cantidad de preguntas que le hacían, que a este hombre solo le reconcomía una cosa en su mente: La voz de Isidro le resultaba familiar.
MÁS SOBRE: