Isidro Montalvo es una máquina de hacer bromas, eso nadie lo duda. Cuando la víctima descuelga al otro lado del teléfono, nadie sabe lo que puede llegar a pasar. ¿Y si revisamos cómo funciona la línea?
«Aquí control del teléfono fijo», se presentaba Montalvo a su víctima. «¿Qué tal le funciona su teléfono, señora», consultaba. «Va bien, pero suena muy poquito», respondía la interlocutora casi sin pensar.
«Bueno, es que estoy llamándole desde Vitoria, igual es eso». A lo que nuestra atrevida afirmaba comprensiva: «le oigo, pero como muy largo», explicaba refiriéndose a un efecto de eco que Montalvo iba aplicando a su voz para confundirla.
«Hagamos un poquito de conversación para ver si funciona esto», iba argumentando Isidro hábilmente. «¿Qué tal las vacunas? ¿Le han puesto las dos?», le sonsacaba. «Bueno, que tengo que colgar…», respondía la atrevida confundida.
«¡Pero qué no se puede usted ir!», le retenía Montalvo. «Ah, ¿no?», respondía sorprendida la mujer…
Montalvo, para rematar la paciencia de la mujer, se arranca con una canción. «Yo soy aquel que llamo por teléfono para averiguar si esta averiado…», le decía a Joaquina, nuestra víctima.
Finalmente la mujer, agobiada, le responde «Mire, lo siento mucho, pero me tengo que ir».
Nunca un técnico de la red de telefonía fija fue tan sorprendente ni meticuloso en sus reparaciones. Igual que nunca, un cliente, tuvo tanta paciencia con un profesional de servicios que igual te canta que te pone la fibra.
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