Conservar bien el queso ayuda a que mantenga intactas su sabor y aroma propios y guardarlo mal hace que se estropee. Por eso es importante saber qué hacemos mal al conservar el queso en casa.
Lo primero que debemos hacer a la hora de conservar bien este producto es olvidarnos de los plásticos, precisamente porque es un alimento que necesita respirar y con el plástico lo estaremos ahogando. La mejor opción es envolverlo en papel de horno y meterlo en la nevera, eso si con algún agujerito para que pueda respirar. Rodea el trozo de queso con el papel, pero intenta no pegarlo mucho ni dejarlo demasiado suelto para que respire bien y no se seque.
Otro error que debes evitar es envasarlo al vacío, si el papel de plástico ya le «asfixia», imagínate envasarlo al vacío. Puedes comprarlo así pero cuando llegues a casa cámbialo a otro papel. Evita también el papel de aluminio por la misma razón.
En cuanto a los taper y recipientes herméticos tanto de plástico cómo de vidrio es mejor evitarlos, salvo que los uses para guardar el queso que previamente has envuelto en papel de horno.
Aunque creas que se conserva mejor y sobre todo más jugoso fuera de la nevera, no es la mejor opción, según los expertos debes guardar los quesos dentro de la nevera y sacarlos media hora antes de comerlos.
La temperatura a la que guardamos el queso es muy importante Desde la web de los quesos García Vaquero, recomiendan los siguiente, « Los quesos blandos como el queso Burgos, el queso Fresco y el queso Tierno García Baquero se conservan mejor a temperaturas bajas, entre los 4 y 8 grados. Por eso, es mejor guardarlos en la parte alta del frigorífico. En cambio, los quesos duros y con mayor curación deben conservarse a una temperatura más alta, entre los 8 y 12 grados. Para ello, puedes utilizar la parte inferior o los cajones del frigorífico, ya que es la zona menos fría.