Por suerte y por desgracia al mismo tiempo, su cita, Idayret, cumplía con ambos detalles. Era una chica que le llamaba mucho la atención físicamente, pero poco tardó en descubrir que lo que ella esperaba no era trabajar, pues siempre había sido mantenida por sus parejas y las únicas veces en las que lo había hecho había sido «por aburrimiento«.
Pero Adrián lo tenía claro. «Yo no voy a pagarle nada a una mujer. Yo no soy un pagafantas o un tonto que va pagando a la mujer«, expresaba este, una actitud para la que Idayret tenía un adjetivo: «tacaño«. Eso es lo que piensa de los españoles tras el discurso que le soltó Adrián al intentar hacerla entender su postura basada en la igualdad.
«Tienes que hacerte valer como mujer y no depender de ningún hombre«, le confesaba a esta, para más tarde revelar entre bambalinas que le parecía «vergonzoso que haya mujeres así que dependan de alguien y que si no tienen a nadie no son nada«.
Tras este cambio de pareceres, no había duda de que en la decisión final ambos iban a tomar caminos por separado. No obstante, en este momento también aprovecharon para intercambiar unas palabras y Adrián volvió a aconsejar a esta que cambiara su «mentalidad machista» porque así no le iba a ir bien.
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