El agua con gas no suele ser una de las opciones más demandadas cuando ordenamos bebidas, al menos en nuestro país. Sin embargo, esta bebida, que no deja de ser agua, tiene muchos beneficios frente a otro tipo de bebidas que podemos ingerir y más ahora en verano que aumenta nuestra sed y, por lo tanto, el consumo de refrescos o cervezas.
Si buscas una bebida saludable y estás un poco cansado o cansada de beber agua sin más, tienes varias opciones: pasarte a las infusiones (una opción perfecta y con muchísimos sabores y propiedades distintas) o darle una oportunidad al agua con gas que, al fin y al cabo y pese a que no lo parezca, ¡es agua!
El agua con gas es agua mineral al uso, pero dotada con ácido carbónico. Este puede haber sido añadido o inyectado a presión de forma artificial, pero, por muy extraño que pueda resultarte a priori, también puede darse el caso de que el agua contenga gas de forma natural, ya que existen determinados manantiales producen este tipo de agua.
Beber más de dos vasos de agua con gas al día no es recomendable. La clave está en su contenido en sodio, ya que, si tiene entre 20 y 100 miligramos por litro, se debe beber este tipo de agua con gas con moderación. Pero si tiene menos de 20 miligramos de sodio por litro, se podrá beber con mucha más libertad.
Eso sí, evidentemente, su alto consumo no es recomendable para aquellas personas que padezcan de gases (aerofagia), al igual que cualquier tipo de bebida o refresco con gas. Tampoco es recomendable para las personas que sufren hernia de hiato, reflujo, colon irritable o cualquier tipo de problema estomacal.
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