En la dieta mediterránea los productos lácteos tienen un papel esencial debido a que son una buena fuente de proteínas, vitaminas y minerales. El consumo del yogur se remonta a los pueblos nómadas, pero hay que conocer cuáles son adecuados para nuestra salud.
En aquella época, la leche fresca se trasladaba en sacos hechos con piel de cabra. Entre estos dos componentes se producía reacciones ácidas que hacían que se fermentara la leche. A partir de entonces, las bacterias alojadas en el material, continuaban convirtiendo en yogur la leche que volvían a colocar en los sacos.
Es un alimento de fácil conservación, y rápidamente se convirtió en un alimento básico. Su componente principal es el calcio, y tiene beneficios como el efecto calmante y actuador como regulador intestinal.
La Asociación Española de Fabricantes de Yogur y Postres Lácteos, recomienda un consumo diario de yogur natural por su elevada densidad nutricional, su bajo nivel o inexistente azúcar añadido y por su bajo nivel de grasas.
Muchos de los yogures que encontramos actualmente en los supermercados no siempre se ajustan al perfil de alimento nutritivo y saludable, como demostró hace años un estudio de Bernadette Moore, investigadora de la Escuela de Ciencias de la Alimentación y Nutrición de la Universidad de Leeds de Reino Unido. Aquí analizó más de 900 yogures de distintos supermercados de su país.
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Tras el estudio, se descubrió que el 90% de yogures contenía una cantidad de azúcar mayor a la recomendada, llegando incluso al nivel de bebidas azucaradas. Además, estos incluían en su etiqueta que eran aptos para el consumo infantil.
Estos estaban catalogados como desnatados y bajos en grasas, mientras que los naturales y/o griegos sí que cumplen con las pautas fijadas por la OMS. La razón por la cual los lácteos desnatados o bajos en grasas suelen contener más azúcar que los otros es para mejorar su sabor, lo que resulta ser un problema. Contienen menos calorías, pero el exceso de azúcar lo convierte en algo más perjudicial que en beneficio.
Además, los yogures azucarados y bajos en grasa hace que aumente el azúcar en sangre. Por lo tanto, es un alimento contraproducente, que lejos de ser saciante, abre más el apetito.
Sin embargo, en los últimos años, el sector está altamente comprometido y está realizando un importante esfuerzo por reducir los azúcares añadidos en otros tipos de yogures y postres lácteos, que son de consumo ocasional.
En la actualidad, el yogur es un alimento ampliamente consumido en todo el mundo que goza de gran prestigio y reconocimiento por sus valores nutricionales saludables, ya que proporciona una excelente fuente de proteínas completas altamente biodisponibles y una excelente fuente de calcio, así como de probióticos que proporcionan amplios beneficios para la salud.
Los nutrientes del yogur pueden ayudar a mejorar la calidad de la dieta dentro de un patrón de alimentación equilibrado y saludable. Aporta un 4% de los minerales y vitaminas necesarios para un buen funcionamiento del organismo, siendo relativamente bajo su aporte en calorías. Además de calcio, aporta una elevada cantidad de proteínas, así como fósforo (P), magnesio (Mg), potasio (K), zinc (Zn), yodo (I) y vitaminas A, D, B2 y B12.
El yogur contiene también los fermentos Lactobacillus bulgaricus y Streptococcus thermophilus, bacterias ácido láctosas que hacen de él un alimento de fácil digestión gracias al proceso de fermentación. Igualmente, es un alimento apto para las personas con mala digestión de la lactosa, generalmente.
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