Si no has comprado aún los regalos de Reyes Magos, esto te interesará. No es un efecto mariposa, es la realidad de los mercados internacionales que mantienen en China la mayor parte de su producción. Las restricciones de la pandemia han provocado un parón en el abastecimiento de productos chinos como consecuencia del cierre de fábricas y la interrupción del tráfico marítimo o terrestre.
Y es que, a pesar de los avances en vacunación, la normalidad en cuanto a las exportaciones aún tardará en llegar. Ahora es cuando somos capaces de percibir la amplitud del caos que esta pandemia ha originado en la economía global.
Por eso, si eres de los que habitualmente dejas los regalos de Reyes de tus hijos para el último momento, este año tendrás que apresurarte si es que quieres que los magos de oriente se queden sin nada que dejar en el árbol.
Las demoras, la escasez de productos y el aumento de los costos para hacerlos llegar a los distintos mercados afectan a pymes y grandes empresas que ven como China deja de suministrar productos manufacturados y distintos componentes para la fabricación nacional.
Uno de los graves problemas que impiden que los productos salgan del mercado asiático es el enorme precio que hay que pagar para mover los contenedores en los grandes cargueros. El costo se ha multiplicado por siete en relación al periodo pre pandémico. Además, el Gobierno chino ha cerrado las exportaciones a Europa y a EEUU.
Si a esto sumamos que las empresas navieras han visto la oportunidad de ahorrar costes a base de retirar buques, reducir viajes e incrementar tarifas, el drama está servido
Las tiendas se quejan no solo de que no les llegan los productos, también de que no saben cuándo lo harán: no pueden confirmar una fecha de recepción del material que suele oscilar desde el mes o un par de meses de retraso a la incertidumbre total.
Pero lo peor está por llegar. La consecuencia, a no muy largo plazo, de esta interrupción en la cadena de suministro en los mercados mundiales será un alza de precios en una serie de productos de primera necesidad y, por ende, un incremento de la inflación: una vez más, el consumidor es el principal perjudicado.
La Asociación Española de Fabricantes de Juguetes (AEFJ) reconoció ya este pasado mes de agosto que «el sector lleva un año sufriendo los incrementos en el coste de algunas de las materias primas imprescindibles para elaborar estos productos, con subidas de hasta un 90% en el caso del precio de los polímeros…cada una de las empresas tendrá que decidir cuál es su política o estrategia a la hora de abordar estos sobrecostes»
Asimismo admitió que algunos fabricantes «han tenido algunas dificultades a la hora de obtener ciertos materiales por la dependencia que el sector acarrea sobre la cadena de suministros de carácter global».
Por ello, desde este verano las empresas jugueteras españolas se encuentran produciendo «a pleno rendimiento» para abastecer tanto al mercado nacional como de exportación en la campaña de Navidad.
El confinamiento ha mantenido a las familias reunidas en casa y ha supuesto un cambio de hábitos en el ocio y consumo de productos de la industria juguetera. Desde la AEFJ apuntan a que «la pandemia nos ha devuelto el juego en familia, en casa convirtiendo los juegos de mesa, los puzles o los juegos de construcción en los grandes vencedores de la crisis del Covid».
Sin embargo, los grandes perdedores son «los artículos de fiesta, carnaval o disfraces», un subsector que ha sufrido durante la pandemia aunque está empezando a recuperarse con la vuelta la normalidad.
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