Hace unos días, varios países europeos decidían paralizar la utilización de la vacuna AstraZeneca en sus procesos de vacunación tras una treintena de casos de trombosis detectados en aquellos que recibieron la inoculación.
Tras una valoración en el consejo interterritorial convocado por la ministra de Sanidad, Carolina Darias, España se unió a esta medida de prevención y suspendió temporalmente la administración de la vacuna AstraZeneca.
La farmacéutica AstraZeneca, por su parte, defendía la vacuna y aseguraba que no se ha encontrado relación entre esta y los riesgos de sufrir trombosis en una prueba de más de 17 millones de personas a las que se les administró.
Debido a estas informaciones y a la de algunas muertes relacionadas con casos de trombosis, la ciudadanía ha generado un severo rechazo por esta dosis, lo que también ha servido para impulsar la decisión de los gobiernos a paralizar su administración.
La vacuna Astrazeneca se reservó en un primer momento para trabajadores esenciales de los cuerpos de seguridad del Estado, transporte, limpieza, emergencias y personal docente.
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