El papel de Gerard Piqué en las canciones de Shakira

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La de Shakira y Gerard Piqué es una de las relaciones más afianzadas entre las celebridades. La pareja lleva ya más de 10 años juntos y tienen dos hijos en común, Milan y Sasha, de 8 y 6 años de edad.

Es un hecho que su historia de amor ha inspirado a la colombiana a la hora de crear sus canciones. Prueba de ello es la canción Me enamoré, en la que esta cuenta cómo conoció a su pareja y lo que le hizo enamorarse perdidamente.

Con frecuencia vemos que ambos se apoyan mutuamente en cada uno de sus logros, admirándose y cuidando su relación. Aunque cada uno tiene un trabajo muy diferente, buscan la ayuda y el apoyo de su pareja en cada paso que dan. En su visita a El hormiguero, el futbolista revelaba el papel que tiene en la creación de canciones de Shakira.

Piqué confesaba que aunque las palabras no son lo suyo (se le dan mejor los números), le gusta echar una mano a su pareja en los proyectos musicales de esta. «A componer no, pero sí que me pregunta si me gusta o no y a partir de ahí hace cambios«, expresaba el defensa del F.C. Barcelona.

Los consejos de Gerard Piqué en la música de la colombiana son en calidad de consumidor de música, y no como profesional del sector. Lo que es un hecho es que este lleva más de una década viendo de cerca la evolución de Shakira y la conoce tan bien que seguramente sabe aconsejarla desde una posición mucho más personal. 

¿Por qué no se casan Shakira y Piqué?

Todo parece tan idílico en la relación entre Shakira y Piqué que, más de 10 años después de comenzar su relación, muchos aún se preguntan por qué estos no han pasado por el altar. Hace unos meses la de Barranquilla aclaraba las dudas afirmando que tenía miedo a que el compromiso cambiara el rumbo de su relación.

«El matrimonio me asusta. No quiero que me vea como la esposa; prefiero que me vea como su novia«, expresaba esta en una entrevista a 60 minutes. «Quiero que piense que todo es posible, dependiendo del comportamiento«, añadía esta. Parece tenerlo muy claro, por lo que desterramos la idea de que (al menos a corto plazo) la pareja se dé el ‘sí, quiero’.